DIY

13/4/21

Cuando en esta casa se junta la variable ‘fin de semana’ con la variable ‘lluvia’, la unión suele dar como resultado mañanas de manualidades. En esta ocasión quería hacerle a Leo algún objeto con el que pudiera disfrutar más allá del propio proceso de creación. Así que, aprovechando que teníamos cartón y ganas de un reportaje fotográfico, nos pusimos manos a la obra para construir una cámara de fotos homemade.

Este DIY, además de ser sencillísimo, les da mucho juego porque entra en escena la imaginación. Los preparativos de la foto, el ruido de la máquina al disparar, la imaginaria foto resultante… ¡todo es una aventura!

 

Personalmente, los do it yourself que más me satisfacen son esos que puedes hacer de forma improvisada, sin necesidad de contar con materiales especiales. Es el caso de esta cámara, ya que para su realización basta con tener un trozo de cartón, silicona (o pegamento), un poco de pintura, un rollo de papel higiénico y un trocito de cuerda. Como veréis a continuación, los pasos también son muy fáciles, tanto que al menos en nuestro caso, logramos acabar la manualidad del tirón, sin esperas ni distracciones. Y eso, creedme, no es nada habitual.  

 

Si queréis que vuestros pequeños se conviertan en reporteros, o simplemente os apetece pasar un rato entretenido, id desenfundando la pistola de silicona y sonriendo para las miles de fotos que os esperan. 



22/6/20

Uno de nuestros grandes descubrimientos estos meses ha sido la plastilina. Leo había jugado con ella en la escuela infantil, pero en casa no nos habíamos animado a tenerla. Junto con la levadura y los huevos, creo que la plastilina ha sido uno de los productos más codiciados en la cuarentena. Nosotros llegamos a tiempo para hacernos con dos juegos de botes y en pleno furor también cogimos varios bloques de arcilla blanca. 

Desde que decidí volver a usar reloj, necesitaba un pequeño plato para dejarlo encima de la cómoda y que estuviera visible (para no olvidar así ponérmelo cada mañana). Había visto algunos en tiendas, pero las provisiones de arcilla y el ansia craft propia del encierro, me llevaron a hacer mis propias pequeñas bandejas “deja-todo”.


Es un DIY muy fácil que se puede adaptar perfectamente a los elementos que tengáis en casa. Lo único imprescindible es la arcilla, en mi caso utilicé blanca, pero se puede utilizar de color terracota y después pintar. Yo quería uno con la constelación de Leo que improvisé con unas pequeñas estrellas y para el otro usé una hoja del jardín que estampé. Si os animáis a hacer vuestros propios platos, a continuación os dejo el listado de materiales, herramientas y pasos para realizarlos. 

Por lo pronto, cuando deje sobre estos cuencos el collar y el reloj cada tarde, me acordaré de aquella primavera lluviosa en la que el tiempo se detuvo y nosotros disfrutamos de estar juntos. 

4/6/20

Una de las tareas que siempre tienes pendiente cuando tienes niños pequeños es reorganizar sus juguetes. Entre los que tienen propios, los que heredan, los que reciben como regalos… es muy difícil fijar criterios. Hace unos días aprovechamos para redescubrir aquellos que teníamos olvidados y dimos con unos animales de granja que le había regalado a mi sobrina tiempo atrás. Como mi hijo tampoco mostró un gran interés por ellos, decidí que íbamos a utilizarlos para hacer un DIY que llevaba años viendo en Pinterest.

Si te gusta bucear por esta red social seguramente te hayas topado con los botes con tapas de animales dorados. Si es así y los guardas en alguno de tus tablones, te animo a que pruebes esta manualidad porque es muy sencilla y los niños disfrutan mucho (sobre todo en el momento spray). 

 

En este pequeño manual de instrucciones te indico qué materiales y herramientas necesitas, verás que son cosas muy accesibles. Me hubiese gustado hacer fotos del proceso pero fue tan improvisado, rápido y divertido que se me olvido sacar la cámara/móvil. 


Los botes pueden tener mil usos, nosotros hemos decidido colocarlos en el baño con algodones y bastoncillos. Ahora siempre que Leo los ve, me pregunta cuándo vamos a pintar más juguetes ♡

19/5/20

Una de las tareas que más está disfrutando mi hijo de dos años durante este confinamiento es el cuidado de las flores. Tenemos la suerte de estar pasando esta época en el campo, muy conectados con la naturaleza y este hecho le ha llevado a descubrir el lado silvestre de la cotidiano. Este fin de semana, mientras regaba, me propuso coger una flor de cada una de las plantas que tenemos y, a su vez, yo le propuse hacer una pequeña prensa de flores. 

Llevo mucho tiempo queriendo hacer una con madera y tornillos, pero lo bueno que tiene la improvisación y la impaciencia de los niños es que rápidamente encuentras recursos. Aprovechando una caja de cartón, servilletas y una goma elástica que nos había servido para hacer mascarillas hicimos nuestro pequeño artefacto floral.  

Es muy sencillo: sólo se necesitan varios rectángulos de cartón, servilletas de papel para poner entre capas y, en nuestro caso, utilizamos una goma para sujetarlo todo bien. Ahora la tenemos en la estantería entre libros y estamos deseando que pasen diez días para ver cómo han quedado nuestras flores. ¡De aquí seguro que sale otro DIY campestre! 

18/1/17

Uno de los últimos días otoñales que disfrutamos en el norte, mientras esquivaba el viento en una de las calles principales de mi ciudad, me topé con la tienda Flying Tiger. ¿A que suena romántico? Mentiría si no afirmara que soy muy fan de todos los cachivaches bonitos que tienen (alguna entrada de este blog me delata) y mes a mes me gusta darme un paseo por sus estanterías en busca de flechazos. 

Esta es la auténtica razón por la que no pude resistirme a llevarme a casa este kit de bordado de un cactus en flor. Venía con un bastidor de madera, una tela de saco con el motivo, una aguja y las lanas necesarias para completar el dibujo. 

No tiene mucho misterio, pero me hizo pasar una agradable tarde de domingo con mi ayudante gatuno, al lado de la chimenea.  Además, me ha picado el gusanillo y este año quiero decorar una de las paredes de mi salón con bastidores que vaya bordando poco a poco los próximos meses. ¿Conseguiré armar mi pequeña colección?

 


 

31/10/16

La primera vez que me invitaron a una fiesta de Halloween fue recién aterrizada en la universidad. Hasta ese momento, nunca había oído que el 31 de octubre se celebraba en España como lo hacían en las series americanas que veía en La 2. Imagino que ésta fue una de las “brechas” propias del entorno rural, mientras los niños urbanitas de mi generación se disfrazaban de zombies, los de los pueblos acompañábamos a nuestras madres y abuelas en el día grande de los cementerios. 

Después de disfrazarme esa primera vez con lo primero que pillé en casa, no he vuelto a caracterizarme de ningún espíritu o personaje terrorífico. De hecho, no decidí añadir esta fecha a mi listado de celebraciones hasta el día en el que el timbre de mi casa sonó y, tras un susto de muerte, abrí la puerta y me encontré con una decena de niños suplicándome en silencio su ración de dulce. Desde ese día, hace ya cinco años, siempre dejo preparado el cuenco de gominolas, preparo una cena especial y veo “Pesadilla antes de Navidad” bajo una manta en el sofá. 

Este año casi todas las fechas señaladas están siendo diferentes porque las estoy viviendo con nuevas rutinas. Así que Halloween no podía ser de otra forma, por eso ayer aproveché para pintar una calabaza del huerto y recoger unas cuantas hojas que me han servido para hacer un pequeño centro de mesa decorativo. Es muy sencillito, pero en esta casa a todos nos gusta (incluidas las dos fieras gatunas) porque nos recuerda lo bien que nos sienta estar rodeados de naturaleza. 

  

¿Y tú, cómo celebras la noche más terrorífica del año?

24/4/16

Dentro de unos meses a mi familia se va a incorporar una pequeña a la que, sin conocerla aún, sé que voy a querer (y consentir) muchísimo. Llevaba mucho tiempo esperando este momento, así que no me ha costado nada activar la operación bebé sobrina. En las conversaciones telefónicas con mi madre ahora siempre hay un rato en el que planificamos las labores handmade. Ella que lleva toda la vida haciéndole ajuares a los bebés de amigos y familiares, me lleva mucha ventaja; pero yo aporto el toque Pinterest, guardando todas las cosas bonitas que tenemos que hacer en estos meses que restan de embarazo. Trabajo en equipo.

La primera de mis labores ha sido muy, pero que muy sencilla. Aprovechando mi visita a una tienda en busca de unas agujas de ganchillo, vi este babero preparado para punto de cruz. Me lo llevé a casa y en cuanto tuve un rato me puse manos a la obra buscando un motivo que bordar en él.

Como todavía no teníamos (ni tenemos) nombre, se me ocurrió que el primero de sus baberos tenía que tener un toque marinero. El motivo que elegí es el de un barco velero escoltado por dos corazones. Como no podía ser de otra forma, siendo un motivo tan naval, me decanté por dos azules: un azul claro para el relleno y un azul añil para delimitar el borde. 

Aunque la pequeña nazca en una ciudad sin mar, espero que este babero le recuerde que en sus venas corre el salitre del Cantábrico ♡


24/2/15

Debería comenzar el post disculpándome por incumplir (¡tan pronto!) el propósito que me hice de ser más constante y no abandonar esta parcela que tanto disfruto. Pero, sin que sirva de excusa, llevo seis semanas, desde que comencé el máster de interiorismo, a pleno rendimiento. Es cierto que aún así debería encontrar mis huecos en la semana para regar este espacio y para dedicarme esos mimos que me prometí y que hace semanas se reducen a tapar el cansancio con un buen antiojeras.

Tras este impasse que espero que no se repita muy frecuentemente, quería hablaros de un taller al que asistí a comienzos de febrero sobre cosmética natural. Hacía tiempo que quería aprender las nociones básicas, así que mi hermana se quedó con la copla y en Reyes me sorprendió con este taller de introducción que impartía Elena, de Elena&co. Fue intensivo y una mañana nos bastó para aprender que la cosmética natural es un mundo y que formular cremas y lociones acaba siendo adictivo.


Podría enumeraros las ventajas que supone cuidar nuestra piel (no olvidemos que es el órgano más grande de nuestro cuerpo), pero seguramente muchas ya las conozcáis. Yo personalmente hace tiempo que intento, dentro de lo posible, no echarme lo primero que encuentro y decantarme por productos naturales que no tengan componentes químicos. Por poner un ejemplo, hace unos meses que trato de compensar la deshidratación con aceite de coco 100% y mi piel ha mejorado mucho. Esto mismo lo aplico al pelo y siento que recupera el brillo que ha ido perdiendo por el uso de champús comerciales que no siempre son para mi tipo de cuero cabelludo. 

Si el tema os interesa, buceando por Internet encontraréis un montón de información acerca de la cosmética artesana. Habrá voces que afirmarán que los beneficios no están tan probados y que el esfuerzo (económico y personal) no merece la pena, mientras que otras alabarán que su piel luce de forma diferente desde que se ha liberado de los componentes químicos. En estos casos creo que lo mejor es comprobarlo en una misma, está claro que lo que a alguien le va estupendamente puede que no nos siente bien a nosotras y viceversa. Luego también entra en juego la genética, yo recuerdo que mi abuela jamás se dio una crema en la cara, sólo unas gotitas de aceite de oliva antes de dormir, y no tenía ni una arruga.

 

La mañana de taller nos cundió mucho porque salimos de allí con una crema facial de rosas (que huele estupendamente y tiene una textura muy cremosa), un agua micelar (que desmaquilla con una sóla pasada) y un champú de romero y limón. Como veis, Elena, la profe, cuidó hasta el último detalle con estos botes tan cucos y la bolsita con nuestro nombre.
 
Estoy deseando tener tiempo para poder hacerme con un kit de inicio y comenzar a formular. Cuando comience a hacer mis lociones compartiré las recetas y el procedimiento para que, si os animáis, comencéis a haceros vuestros propios potingues. Si queréis ir probando con algunas fórmulas y tenéis alguna noción, os recomiendo las del blog de Jabón y Vida que están muy bien explicadas.
 
¿Y vosotrxs, tenéis alguna experiencia con la cosmética natural?

 
 

4/12/14

Hace unos días os contaba que, ante la llegada de una peque, en mi familia habíamos activado la “operación bebé”. No hay vuelta atrás, los engranajes se han puesto en marcha y tenemos decenas de planes handmade rondándonos que son de lo más variopinto: desde mudas de ganchillo, mantas de patchwork, muñecas… hasta cunas de madera. Esta Navidad creo que vamos a tener que enchufar la estufa porque se nos están ocurriendo tantas cosas que hacer con madera que nos va a dar pena una pena horrible encender la chimenea.  

Mi relación con el ganchillo, que es una relación de amor/odio, es muy curiosa porque si bien cada vez que cojo una aguja y trapillo mi mente activa la acción “hacer cestas”; cuando es lana lo que tengo cerca, no sé por qué, pero me apetece hacer sonajeros. Ahora este magnetismo tiene una razón: por fin alguien utilizará los tropecientos sonajeros que tengo acumulados. 

Os enseño el último que hice, un sonajero conejo. El patrón que he seguido en este caso es del blog Amigurumies. Es muy sencillo, lo único más complicado es hacer la expresión de la cara. En este caso yo lo he hecho con hilo y le he metido el cascabel en la cabeza dentro del plástico de un huevo Kinder, para asegurar que suene bien. Si queréis adentraros en esta extraña afición llamada “hacer sonajeros” es un buen patrón con el que iniciarse; pero cuidado, porque al final engancha 🙂
 
 

 

1/12/14

Ahora que tenemos la Navidad a la vuelta de la esquina y andamos buscando inspiración para hacer los regalos con nuestras manos (al menos algunos de ellos), es importante encontrar proyectos que sean abarcables y cuyo resultado sepamos que va a agradar a la persona destinataria. Normalmente cuando decidimos optar por un regalo handmade, partimos con ventaja porque las cosas hechas con las manos reflejan el cariño que se ha depositado en su creación. 

El primer paso, al menos en mi caso, es el más difícil porque requiere pensar en un tema y en cómo materializar todo lo que queremos expresar en un objeto. Hay personas que nos lo ponen más fácil (porque tienen aficiones o gustos muy concretos), pero hay quienes requieren más de una pensada para dar con la tecla. En ese caso, siempre es bueno contar con temáticas que sabemos que a todo el mundo (no sé si a todo, todo, pero dejémoslo en la mayoría) le atraen. 
 
Uno de mis ases en la manga es el cosmos. ¿A quién no le inquieta el Universo? ¿Las constelaciones? Además de ser una temática atractiva, es muy estética y evocadora. Acompañar nuestro día a día con algún detalle que nos recuerde todo lo que existe más allá, y lo que no se ha descubierto aún, seguro que nos ayuda a relativizar los asuntos terrenales. 
 
Si sois de los que os preguntáis qué hay más allá de las estrellas, esta selección de cinco proyectos DIY os va a interesar. 
 

1) Lámina

 
 
 
Esta lámina, además de decorar nuestra pared, nos ayudará a tener siempre presente la referencia de las constelaciones. Así no tenemos excusa para, como cuando éramos peques, mirar hacia el cielo y jugar a reconocerlas. Gracias a Mr Printables, podéis descargar la ilustración en tamaño A-4 aquí. ¡Lista para imprimir y enmarcar! 
 
 

2) Tarjetas personalizadas

 
 
 
Una forma original de felicitar las fiestas o de acompañar los regalos navideños son estas tarjetas personalizadas. Según el destinatario/a, podemos escoger una constelación u otra. Normalmente nos guiamos por el signo del zodiaco, pero podemos orientarnos por el instinto. Tenéis un tutorial, paso a paso, en el blog Kanelstrand
 
 

3) Decoración de paredes

 
 
 
A veces no se nos ocurre nada divertido para decorar esos rincones de la casa que sentimos vacíos. Darle un toque estelar es siempre una buena idea. En este caso, unas pegatinas circulares e hilo del mismo color, es todo lo que necesitamos para traer un trozo del universo a nuestras casas. Seguro que la persona destinataria de vuestro regalo estará encantada de prestaros una pared para realizar este DIY de Handmade Charlotte
 
 

4) Mantel galáctico

 
 
 
¿Qué os parece este mantel? Ya no hay excusa para comer o cenar viendo las estrellas. Y además no necesitamos desplazarnos a un lugar alto y despejado; con una tela azul, un bote de pintura textil blanca y un poquito de hilo nos bastará. En el blog Design Sponge os explican cómo darle un toque galáctico a las sobremesas. 
 
 

5) Detalle cerámico

 
 
 
 
Por último, no podía faltar un proyecto que nos llevará a disfrutar modelando arcilla. En Kittenhood nos proponen rescatar la arcilla polimérica, que seguramente tenemos olvidada en alguna caja, para hacer estas versátiles piezas que tienen tantos usos como les queramos dar. Yo ya estoy pensando en hacer una serie que sirva a mis amigas como joyeros. Me gusta la idea de que en algún momento del día se acuerden de mí mientras se liberan del yugo del tiempo que marca el reloj. 
 
 

21/11/14

Hay días en los que una se levanta flamenca y con muchas ganas de dejar a un lado el ordenador y enfrascarse en la cocina. Siempre me ha gustado cocinar (con una madre cocinera parece un delito no disfrutar de los fogones), pero desde que hace un año me diagnosticaron una intolerancia severa a la lactosa guiso muchísimo más.

Los dulces son mi perdición y ahora, sí o sí, me toca enfrascarme en repostería cada vez que me pica el gusanillo. Poco a poco irá cambiando, pero aún hoy hay pocas pastelerías que ofrezcan productos libres de lactosa; así que no queda más remedio que encender el horno y enharinarse las manos. El resultado de uno de esos días en los que el chocolate me guiña un ojo fueron estos mini brownies de chocolate y nueces. La receta está hecha con ingredientes sin lactosa, pero estos se pueden sustituir perfectamente por ingredientes que contengan el azúcar de la leche.
 
Aquí va la receta:
 
INGREDIENTES (12 unidades)
 
  • 100 gr. de mantequilla sin lactosa
  • 3 huevos grandes
  • 200 gr. de azúcar
  • 140 gr de harina
  • 75 gr. de nueces
  • 3 cucharadas de cacao en polvo (el cacao puro en polvo de Valor no tiene lactosa)
 
ELABORACIÓN 

  1. Precalentamos el horno a 180ºC mientras realizamos la masa. Forramos el molde para magdalenas con 12 moldes de papel.
  2. En un bol, batimos los huevos con el azúcar hasta que quede una crema y añadimos la esencia de vainilla. Incorporamos la harina tamizada y la mantequilla fundida a la que previamente habremos añadido el cacao en polvo.
  3. Añadimos las nueces partidas y lo mezclamos bien. Con la ayuda de una cuchara o un dosificador de helado repartimos la masa por los moldes de papel.
  4. Horneamos los mini brownies en el horno 30 minutos o hasta que veamos que tienen una consistencia que los haga estar duros por fuera, pero esponjosos por dentro.
  5. Los dejamos reposar 15 minutos en una rejilla (para que no se ablanden) y… ¡ya están listos para comer!
 
Muffins flamencos
 
 
 

15/11/14

Para mí entrar en Tiger Stores y no comprar nada es harto difícil. Creo que todas las veces que voy salgo con algo, aunque sea un detallito. No lo puedo evitar, sobre todo los meses que la temática de la colección me atrae demasiado. Mis preferidas siempre suelen ser las cosas para peques (que me compro para mí), las piezas de cerámica y la papelería. 


La última vez que fui hace unos días, nada más entrar este zorro me guiñó un ojo. Por este animal siento una predilección especial, me encanta. Y si además se me presenta en cojín y tiene el tamaño perfecto para una cuna, ¡compro idea! Costaba 4€ y viene listo para recortar las piezas y coserlo. Lo primero que hice fue desdoblarlo y pasarle un poco la plancha, las dobleces están muy marcadas, pero con el primer lavado se difuminarán.

El siguiente paso es recortar las dos piezas. Como en el cole, siguiendo la línea de puntos.

Una vez recortadas las piezas toca prepararlas para la costura. Enfrentamos las piezas por la cara impresa y, en mi caso, las uní con alfileres para que no se me separaran en la máquina de coser. 

Yo lo hice con máquina, pero se puede hacer muy fácilmente a mano. Eso sí, hay que dejar el suficiente espacio abierto para que podamos darle la vuelta y rellenarlo. Para el relleno aproveché un cojín que tenía en casa y que me sirve también para rellenar los amigurumis. Una vez lo tengamos lleno, cosemos la costura que dejamos abierta de forma que el hilo no se vea. ¡Y ya lo tenemos!



8/11/14

Hace unos días taché de mi lista de “cosas pendientes por aprender” una técnica que llevaba muchos años queriendo conocer: el grabado. Esta disciplina artística utiliza diferentes procedimientos de impresión con el objetivo de proyectar dibujos sobre superficies (normalmente papeles). El proceso, que creía que iba a ser más complicado, varía dependiendo del método que utilicemos. Las técnicas se pueden clasificar en dos grandes grupos: el grabado en relieve (la imagen se consigue retirando material de la plancha, de forma que el dibujo que se encuentra en el plano superior es el que se impresiona) y el grabado en hueco (la imagen se consigue arañando en el material, de modo que la tinta se deposita en los huecos, quedando en blanco las partes no manipuladas). En esta ocasión, aprendí dos procedimientos del grabado en hueco: la punta seca y el aguafuerte.

La punta seca es una técnica que podemos realizar en casa sin problema porque no requiere de sustancias químicas. Simplemente necesitamos un punzón afilado y una plancha que puede ser de cobre o de metacrilato. Una vez tenemos claro qué queremos estampar, realizamos el dibujo invertido directamente sobre la placa, o bien lo calcamos para que tenga más precisión. Es importante que el dibujo esté invertido porque si no cuando estampemos éste nos saldrá al revés. Aquellas zonas que queramos que nos queden más oscuras tendremos que arañarlas más profundamente, que aquellos matices que queramos más sutiles. Cuando ya tenemos el dibujo arañado, con un poco de tinta manchamos la superficie por el lado que hemos manipulado y pasamos a estampar. Lo ideal es hacerlo con un tórculo, que es una máquina que ejerce presión y ayuda a que la tinta se estampe en el papel. También se puede hacer con un rodillo y he visto que en youtube hay vídeos que nos enseñan a hacer un tórculo casero de forma muy sencilla. Mi resultado con la punta seca fue este grabado:


La otra técnica que aprendí fue la del aguafuerte. Aunque también podemos hacerla en casa si tenemos suficiente espacio, es más compleja porque en ella intervienen sustancias que pueden ser nocivas (aunque las soluciones no suponen un peligro, sí que tienen gran carga química). En este caso, la pieza sobre la que dibujamos es de cobre y necesita un pretratado. Primero hay que protegerla con un barniz especial (se vende en tiendas específicas y está compuesto por betún de Judea y cera de abeja) y dejar que se seque completamente. Este barniz se utiliza para que cuando trabajemos nuestro dibujo con el punzón retiremos las líneas que queramos estampar, protegiendo el resto de la placa de la solución química. Realizamos nuestro dibujo como en el caso anterior (invertido y arañando con el punzón) y cuando lo tengamos listo lo metemos en una solución de agua y ácido nítrico (también se vende en tiendas). Aquí controlaremos las diferentes granularidades de los tonos vigilando el tiempo de sumersión en el líquido: en aquellas zonas que queramos más oscuras (por ejemplo, los contornos) meteremos más tiempo la placa, mientras que en los detalles más tenues el tiempo de inmersión será muy escaso. En el taller sumergimos el dibujo tres veces: 5 minutos para las zonas más oscuras, punzábamos las líneas de tonalidad media y sumergíamos 2 minutos, punzábamos las de tonalidad sutil y sumergíamos 30 segundos.


Tenía tantas ganas de aprender grabado que no me paré a pensar qué dibujo realizar. De hecho, creía que iba a ser tan complicado que no aspiraba a dibujar algo que fuera más allá de una estampa geométrica. Así que en ambos casos, con la tinta seca y el aguafuerte, el dibujo vino a mí sin buscarlo. El barco y el ancla imagino que surgieron porque siempre me acompañan, soy una nostálgica marítima permanente que dibuja olas y veleros sin darse cuenta. Y el corazón abrigado supongo que tiene que ver con el otoño y los primeros días de frío. Quizás también con esos momentos de vulnerabilidad en los que desearías arroparlo con un buen jersey de ochos. 

30/9/14

La semana pasada tuve la oportunidad de cumplir uno de mis pequeños sueños: conocer una imprenta y aprender las técnicas básicas. Siempre me ha gustado mucho la tipografía y aún más cuando se le suma la variable hecha a mano, la cual le da un aura especial y único. Como suele ocurrir con todo lo handmade, la composición tipográfica a plomo te permite disfrutar de un proceso de creación cuyos resultados son totalmente inesperados. Desde la composición de las frases (al realizarse de izquierda o derecha siempre hay una “p” que te sorprende convirtiéndose en “q”), al tintado de los tipos y el extremo cuidado que hay que tener al colocar el papel en la imprenta manual o en la Minerva. Hay mil variables que entran en juego y que sólo se pueden ir controlando con práctica, paciencia y ganas.


Los tres días que he disfrutado en la Imprenta Municipal de Madrid me han dejado un gusanillo que va a ser difícil de alimentar porque muy pocas veces se tiene la oportunidad de trabajar con máquinas de impresión tipográficas antiguas. Es una pena que, en pos de la inmediatez, olvidemos la tradición y peso histórico que tienen muchas profesiones que en la era digital están desapareciendo. Proyectos como la “Familia Plómez” ayudan a preservar los placeres de la composición a plomo.


No podía desaprovechar la ocasión de hacer un guiño al blog con la impresión de estas láminas en papeles de distintos grosores. El mundo de los papeles también merece mención aparte. Para los enamorados de las papelerías, si estáis en Madrid, os recomiendo la papelería La Riva. Es uno de esos lugares en los que nada más entrar en la puerta sabes que podrías quedarte a vivir en una esquinita.
 
Ahora sólo me falta pedirle a los Reyes Magos que una imprenta pequeña y de las de toda la vida se cruce en mi camino y pueda seguir experimentando el encanto de la tipografía tradicional.


15/9/14

Hace tiempo que para reparar mis labios (permanentemente) secos utilizo bálsamos labiales naturales hechos en casa. Si sufrís del mismo problema, os dejo la receta de un calmante muy nutritivo que en pocos días os ayudará a combatir el agrietamiento: bálsamo de aceite de almendras y manteca de cacao.

Como su nombre indica es un bálsamo que lleva aceite de almendras y manteca de cacao. Sin más. Lo único extra que se necesita es un recipiente para guardarlo que resulte cómodo. Yo utilizo el que veis en la foto, una pequeña torre de cuatro envases con diferentes tamaños que podéis encontrar en cualquier bazar. El aceite de almendras es del Mercadona y la manteca de cacao se vende en los herbolarios.
 

Para un envase como el que yo utilizo, las medidas son 20gr de aceite de almendras dulces y 20gr de manteca de cacao. Para mezclarlos basta con ponerlos en un bol al baño maría. Con el fuego bajo, en pocos minutos estará disuelto. Si quieres que sea exfoliante, puedes echarle una cucharadita de azúcar que te ayudará a retirar las pieles muertas.

¡Y sin más misterio ya tenemos nuestro bálsamo labial! La textura es untuosa, lo ideal es tenerlo a temperatura ambiente; si os gusta que esté más sólido podéis meterlo en la nevera. Entre los beneficios de esta combinación están: propiedades antioxidantes, alto contenido en vitamina A-B-E, favorece la regeneración de la piel y proporciona un alivio en zonas irritadas.

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